Nelson Garrido: Es el primer fotógrafo venezolano distinguido
con el premio nacional de artes plásticas (1.991). Fotógrafo de industria,
folklore, danza, teatro y cine, Garrido a desarrollado dos campos fundamentales
de trabajo: fotografía artística y documental. En su trabajo artístico, ha
creado un lenguaje iconográfico mezcla de religión, sexo, humor e imaginaría
popular. Violenta e irreverente, su obra se basa en una constante
experimentación de medios expresivos y un profundo cuestionamiento del sistema
de normas y creencias socialmente aceptado.
La estética de lo feo y el erotismo
revisado en términos de sacrificio religioso, son algunas constantes de su
obra. Utiliza fotografía e imagen digital. Sus collages, el despliegue
escenográfico de sus imágenes, la digitalización fotográfica (que genera una calidad
especial en los colores y en la profundidad), la incorporación de materiales
cursis, apoyan un sacrilegio, que choca con las convenciones de la religión, el
buen gusto tradicional y la sexualidad.
Edgar Moreno: Le interesa integrar la pintura con la
fotografía y el dibujo aunque reconoce que no es fácil hacerlo bien. Busca una
fotografía mas intervenida y en otros formatos. Piensa que la pintura es el
reflejo directo del alma, en todos los sentidos, mientras que la fotografía
siempre es reflejo de otros, por mas que sea una interpretación personal.
Oscar Molinari: Este artista es cuestionado en si es o no
fotógrafo, porque interviene sus fotografías y las enriquece con otros medios.
Nunca a estado de acuerdo con las separaciones de las cosas en campos
diferentes. Toma todos los elementos que tiene al alcance para lograr lo que
quiere. Trabaja directamente con el video y la fotografía. Piensa que es
fotógrafo, aunque el resultado final en sus obras no necesariamente sea una
fotografía. También es pintor.
Ricardo Gómez Pérez: En su trabajo, se sirve de las
posibilidades del flash electrónico y por otra parte utiliza velocidades de
exposición lentas. La combinación de ambas cosas supone la aparición de una
realidad distinta, irreal podríamos decir. Para el la fotografía es un medio
puro de expresión visual y no le interesa utilizarla para ninguna finalidad. Su
obra está considerada dentro de lo denominado visualismo, como modo de hacer
que no puede estar incluido en las otras dos corrientes fotográficas de los
últimos tiempos: documentalismo y fotografía conceptual. No se trata tanto de
ver cosas nuevas como de una nueva forma de ver las cosas. Sin embargo su obra
aunque no es ajena a su tiempo, se resiste a la clasificación. En sus imágenes
la percepción es superada por la intuición, la luz alterada crea una especie de
inmaterialidad de las cosas.
Gorka Dorronso: Su fotografía se caracteriza por tener la
presencia de la realidad misma, aunque es una representación, una visión
subjetiva, una visión a través del ojo del fotógrafo. El grado de descripción,
de perfección, le da a sus fotografías intensidad. Muchos son los temas que
abarca este artista fotógrafo venezolano: retratos, paisajes (rural y urbanos),
escenas cotidianas. La suya no es una fotografía documental, a pesar de que la
temática pertenece a la vida diaria. La manera de capturar la situación, la
manera de encuadrarla en el marco del espacio fotográfico, hace que el
resultado, lo que se percibe impreso, es mas que una situación superficial. Sus
retratos son retratos psicológicos, sea una figura humana, o un paisaje, o un
momento. En este sentido tienen perennidad. A presentado exposiciones
individuales en museos tan importantes como el MACCSI.
Este es pues, un recorrido por los artistas que encabezan
las nuevas tendencias que nos hacen formar parte del circuito internacional del
arte. Cada una de sus obras guardan una relación, consistente en el cada vez
mas marcado distanciamiento entre el bajo perfil de los 90 en comparación con
el exacerbado esplendor de la década anterior en la que había gran cantidad de
estrellas. Al caer el mercado del arte, como muchos piensan que a sucedido, la
escena artística se ha dividido en múltiples posibilidades; la nueva situación
impone un nuevo comportamiento, tal vez, menos lúdico y mas reflexivo de la
identidad, la memoria y las historias personales.